Mauricio Juárez.-
Las diferencias políticas, no legales, entre el presidente López Obrador y los gobernadores de Michoacán y Tamaulipas tienen a esas dos entidades en la ingobernabilidad.
El narcotráfico ha ocupado los vacíos que los gobiernos federal y estatales han dejado debido a sus constantes confrontaciones, siendo los únicos afectados los ciudadanos.
Ni el presidente López Obrador ni a los gobernadores Silvano Aureoles y Francisco Javier García Cabeza de Vaca están interesados en resolver sus diferencias políticas en aras de la seguridad.
El tabasqueño se refirió ayer en su conferencia matutina a la inseguridad y reconoció: “si no terminamos de pacificar a México, por más que se haya hecho, no vamos a poder acreditar históricamente a nuestro gobierno”.
Ahora sí el mandatario mexicano está en lo correcto. Como presidente electo dijo que su sola llegada a Palacio Nacional disminuiría la violencia. Ingenuo, sigue creyendo que la sola palabra presidencial sirve para que los delincuentes dejen de asesinar.
Los hechos violentos se incrementan y cada día los criminales son más sanguinarios. Casi a la mitad del sexenio, este gobierno no ha dado resultados.
Por eso la urgencia presidencial de reunirse con los gobernadores en funciones y electos con una única agenda: la seguridad. Sin embargo, no recibirá ni a Aureoles ni a Cabeza de Vaca.
En el segundo caso porque “hay un asunto legal”, argumentó López Obrador. Pero también hay asuntos pendientes con Layda Sansores, Alfredo Ramírez Bedolla y Ricardo Gallardo.

Las elecciones en Campeche, Michoacán y San Luis Potosí fueron impugnadas por la coalición opositora y será el Tribunal Electoral el que declare la validez o anule los procesos electorales; es decir, si fuera por la cuestión legal, no debió recibirlos.
Todos sabemos que el presidente interpreta la ley a su conveniencia y que los casos de Michoacán y Tamaulipas no pasan por el tamiz de lo legal, sino de lo político.
Mientras esas diferencias no se superen, los únicos afectados son los michoacanos y los tamaulipecos, porque están a merced del narcotráfico.
El presidente no ha podido con la violencia y mientras continúe viendo todo electoralmente, no podrá resolverlo.
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