Dante Pinal.-
En la mañanera del día de ayer el presidente López Obrador, dio a conocer sus tres grandes deseos para el próximo año: que se termine la pandemia, que México continúe con su fortaleza cultural y que haya menos pobres, nadie parezca hambre y se tenga para la salud, la vivienda y el ingreso alcance para lo básico.
Como buenos deseos es lo que esperan todos los mexicanos, especialmente quienes han padecido de los efectos de la crisis económica y salud en casi ya 21 meses, recordemos que el primer confinamiento inicio en marzo de 2020.

Los buenos deseos de un presidente a sus gobernados son válidos, pero cuando hay incertidumbre no solo en la economía nacional, en los millones de bolsillos de mexicanos que sufrirán los estragos por una inflación desbordada, la más alta de los últimos 21 años, no son convincentes.
El afirmar que este año fue bueno y que el 2022 será mejor, es la predicción más ilógica cuando el precio de la gasolina y los productos básicos van al alza.
Especialistas en el ramo de salud pronostican un confinamiento más en próximos días, los niveles de contagio van en aumento y las autoridades de salud siguen sin darle la importancia necesaria.
El día de hoy, todos daremos nuestros buenos deseos a familiares y amigos, porque el 2022 sea el año que no suframos la nueva cepa del coronavirus, que se pueda acceder a un empleo digno o se cuenten con los recursos suficientes para resolver las deudas que tanto aquejan a miles de familias.
Penosamente los sentimientos de abundancia, bienestar, han quedado atrás. Incluso hay más aflicción en miles de hogares de no saber como vendrá el próximo año.
Fuera de lo que pueda leer en este artículo que puede parecer catastrófico, pasemos agradables momentos de fin de año con nuestras familias, de corazón deseemos que sea un gran año 2022, si no con abundancia, con salud. Sí, tengamos la esperanza de que saldremos adelante, a pesar de las mentiras gubernamentales que escuchamos a diario.
Sea como sea, feliz año 2022.
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