Luna Sofía Vargas.-
(Trigger Warning)
Cuando tenía 16 años, entré en una depresión. Los factores no son importantes en este
momento, pero fueron muchas cosas. Mi problema era que yo no sentía que estuviera en
una depresión como normalmente se describe; salía todos los fines de semana, me iba bien
en la escuela y tenía muchos amigos. Pero esos pequeños momentos en los que me sentía
mal eran atemorizantes por más pequeños o temporales que fueran, pues sentía un chillido
desgarrante en el pecho que no paraba de doler, como si me enterraran viva en un hoyo tan
profundo y oscuro que no había manera que pudiera ver la luz en ninguna parte. Pero al
despertarme la mañana siguiente estaba bien, me iba a la escuela y repetía mi rutina.
Empecé a ir a terapia, convencida que tenía depresión o estaba loca. Pero no fue suficiente.
Después de un año de tratar y frustrarme porque no estaba funcionando, comencé a ir
también con un psiquiatra. Fue el primero de muchos, pues yo no sabía describir
exactamente cómo me sentía y no quería asustar a nadie. Me recetaron pastillas, que
cambiaban así como cambiaba de psiquiatra. Me las tomaba unos 6 meses, esperaba
resultados, y descubría nuevos síntomas. Algunas me dieron insomnio, otras me causaron
cansancio, otras me afectaron físicamente, otras hacían que la vida me diera igual y fuera
completamente apática. Pero lo que todas tenían en común es que ninguna era correcta
para mí, ninguna embonó con quien yo era ni mejoraba mi malestar.
Un día paseando por la calle, entré a una librería, y me encontré con una novela gráfica que
captó mi atención. La novela, titulada Cara o cruz, conviviendo con un trastorno mental,
trataba sobre la biografía de la autora, Lou Loubie. Describía con enorme detalle su camino
atravesando la estabilidad emocional, y cómo vivía con ciclotimia. Al leer esto, nada nunca
había tenido tanto sentido, jamás me había sentido tan identificada. Leer la manera en la
que funcionaba mi cerebro, pero explicado por alguien más, me hizo sentir aliviada, al final
no estaba loca y había un nombre para lo que yo estaba sintiendo. Quizá más importante,
ahora sabía que existían otras personas que se sentían como yo. Ya no estaba sola.
La ciclotimia es un trastorno que causa altibajos emocionales, pensémoslo como una
bipolaridad menos extrema. No es un trastorno común, según algunos estudios un 1% de la
población mundial lo tiene. Dentro de este porcentaje, el 75% de los casos inician entre los
15 y 25 años de edad, y el 50% lo experimenta como depresión1. Una persona con
ciclotimia puede tener periodos largos o cortos en los que sus emociones se radicalizan y su
estado de ánimo cambia notoriamente. Esto puede cambiar según la persona, pero al final
los cambios son lo suficientemente notorios para que el individuo lo note desde su punto de
referencia2. En mi experiencia personal, yo tenía muchos periodos en los que me sentía
extasiada, en la cima del mundo, seguidos por otros en los que me sentía inmensamente deprimida y triste. Entre estos ciclos, una persona ciclotímica puede sentirse estable, así
que el trastorno es difícil de señalar.
Al vivir con ciclotimia, uno puede vivir su vida diaria sin mayor dificultad, aunque no siempre
bien. Como los síntomas son tan impredecibles para el estado de ánimo, se puede alterar
sin saber exactamente qué es lo que lo echa a andar y como la mente lo va a interpretar.
Los síntomas varían dependiendo del periodo en el que uno se encuentra. Un periodo de
manía puede incluir: sensaciones exageradas de felicidad o euforia, optimismo extremo,
hablar más de lo normal, distraerse fácilmente, incapacidad para concentrarse, juicio
deficiente, etc. Un periodo depresivo puede llegar a incluir: sentirse triste, desesperanzado o
vacío, ganas de llorar, irritabilidad, pérdida de interés en actividades que antes eran
placenteras, cambios de peso, culpa, problemas de sueño, pensamientos oscuros, y entre
otros3.
Después de leer la novela gráfica, pensé en los pasos a seguir. Yo conocía los peligros de
autodiagnosticarse, por lo que no quería convencerme nada más porque la etiqueta me
quedaba. Hablé con mi terapeuta, con mis padres y empecé a anotar todo lo que sentía. Mi
terapeuta me recomendó a un psiquiatra, y mi búsqueda por la diagnosis correcta
continuaba. Al final llegamos a un consultorio, donde le expliqué al psiquiatra todo lo que
estaba pasando en mi vida y cómo llegué a donde estaba. A las 2 semanas regresé a que
me hicieran un estudio, para denominar cual era la diagnosis correcta. “Vuelve en otras 2
semanas” me dijo el doctor, y yo salí del consultorio ansiosa pero de alguna manera más
confiada, pues estaba en camino. Estuve nerviosa hasta que me regresaron los resultados.
Por un lado esperaba que si fuera ciclotimia para que pudiera ponerle un nombre a mi
diagnóstico y así tener aún más claro los pasos a seguir para controlarlo. Pero por el otro
me asustaba tener razón, nuestros cerebros funcionan así, supongo. Cuando me senté en
el cómo sillón del consultorio 2 semanas después, tuve mi diagnóstico y, en efecto, el
estudio salió con ciclotimia.
El tener un diagnóstico me ayudó a concentrarme en cómo tratarla en el día a día, ya fuera
con medicamentos o con terapia hablada. Por primera vez en varios años el camino se veía
despejado, ya no caminaba ciegamente al intentar encontrar qué pasaba. Y al año y medio,
pude dejar mi medicamento por completo. Voy a terapia de vez en cuando, y entiendo mis
altibajos muchísimo mejor que antes. Pero, como en cualquier historia con enfermedades
mentales, no hay un final feliz definitivo, mis emociones siguen cambiando con facilidad,
pero si les puedo dar un consejo es que dejen que su cuerpo sienta lo que les pida, no lo
escondan, preguntense el porqué del sentimiento y déjenlo ir sin forzarlo. Una persona no
puede vivir feliz para siempre, justo como no se puede vivir triste para siempre.
Si crees tener ciclotimia o algún trastorno parecido a este, les ruego no se
autodiagnostiquen, busquen las medidas necesarias y hablenlo con un profesional. Mereces
la ayuda y las explicaciones, pero no cualquiera te las puede dar. Mientras tanto, mis redes
siempre están abiertas para platicar 🙂
- Psicólogos en línea. (2021, Agosto 17). Ciclotimia: Síntomas, Causas y Tratamiento. Terapify.
Recuperado Octubre 14, 2021, de
https://www.terapify.com/blog/ciclotimia-sintomas-causas-y-tratamiento/. ↩︎ - Clinic, M. (2018, Noviembre 20). Ciclotimia (Trastorno Ciclotímico). Mayo Clinic. Recuperado
Octubre 14, 2021, de
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/cyclothymia/symptoms-causes/syc-20371275. ↩︎ - Clinic, M. (2018, Noviembre 20). Ciclotimia (Trastorno Ciclotímico). Mayo Clinic. Recuperado
Octubre 14, 2021, de
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/cyclothymia/symptoms-causes/syc-20371275. ↩︎
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