Traiciones

Jorge Ortega.-

Que envidiable frialdad demuestran algunos actores de la política mexicana, es francamente impresionante. Esa facilidad con la que un día dan una cara y al otro, por un hueso, dan otra completamente diferente. Supongo no debería sorprendernos o quizá sí.

En tiempos de la 4T se han roto todas las costumbres que solían existir en la polaka, hasta las formas presidenciales se descuidan, pero nunca imaginé un espectáculo como el que presidente de la república entregó hace unas semanas. El mandatario federal, tras ser cuestionado acerca de su iniciativa de traspasar el control de su creada Guardia Nacional al ejército, cuando él mismo fue quien dijo que la Guardia Nacional tendría un mando civil. Respondió cínicamente que había cambiado de opinión. Como si estuviera cambiando de orden en el restaurante.

Su argumento, entiéndase excusa, fue simple: el presidente no quiere que la Guardia Nacional “se eche a perder” como supuestamente lo hizo la extinta PGR. Y así, con un decreto y una mano en la cintura, el mandatario dictó, que se haga su deseo su voluntad, y la seguridad del país ahora está en manos del ejército. Sin más.

Por otro lado, se cumplió el dicho de que el miedo no anda en burro. El líder nacional del PRI, Alejandro ‘Alito’ Moreno, se dobló y optó por negociar para detener la jaguar, que cada semana andaba tras de él. Como por arte de magia y en un repentino cambio, la diputada priista, Yolanda de la Torre, presentó una iniciativa para prolongar el uso del ejército y la marina en materia de seguridad pública hasta el 2028.

Una iniciativa que curiosamente requeriría a dos terceras partes de los senadores para ser aprobada y a la que Andrés Manuel, siempre entusiasta de las iniciativas priistas, le dio su apoyo y el de su bancada morenista. Dando inicio al ya avecinado PRIMOR y poniendo punto final a las indagatorias en contra del líder del tricolor.

Otro más que, en un movimiento que haría sonrojar a Ignacio Elizondo, traiciono a la oposición, fue el senador panista Raúl Paz, quién hace tan solo un par de semanas atrás twitteaba en contra de la militarización. Ahora forma parte de Morena y ya poso muy contento junto a Mario Delgado.

Tal parece que los ideales solo son para los idealistas y que la lealtad es solo un pisapapeles en el desordenado despacho de la política mexicana. Por muy poco se exhiben. Como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que dio su completa aprobación a la militarización de la Guardia Nacional. Porque el ejército siempre ha respetado los derechos humanos y ahora reparte abrazos no bazucazos.

La buena noticia es que la iniciativa de la diputada tuvo que ser retirada de la cámara de senadores por Ricardo Monreal, quien tras hacer varios cálculos concluyo en que le harían falta tres votos. Con un poco de triquiñuelas y pasándose por quien sabe dónde las reglas de la cámara, logro enviar la iniciativa de vuelta a comisiones para ser discutida. En romano: les dio frio perder y se van a dar unos días para convencer – amablemente por supuesto – a más senadores de oposición. Esperemos no se quiebren.

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