Mis salones preferidos eran los de primaria. Ellos no tenían miedo a equivocarse, sino todo lo contrario, gritaban números equivocados y no les generaba ninguna culpa estar en el camino incorrecto.
Historias y Periodismo
Mis salones preferidos eran los de primaria. Ellos no tenían miedo a equivocarse, sino todo lo contrario, gritaban números equivocados y no les generaba ninguna culpa estar en el camino incorrecto.