Dante Pinal.-
Varios compañeros de lucha y que fueron designados funcionarios de primer nivel en el gobierno de López Obrador le han renunciado por diferencias y desacuerdos. Javier Jiménez Espriú, Carlos Urzúa, Germán Martínez, Clara Torres y ahora Jaime Cárdenas, son las bajas más significativas en lo que va del sexenio.
No obstante de haber existido una gran amistad de los ex funcionarios con el presidente, en la mayoría de las dimisiones presentadas hay un factor común, mientras el primer mandatario dice “que para ser funcionario se necesitan: ganas, condiciones y arrojo”, los renunciantes argumentan falta de entendimiento, diferencias en los puntos de vista sobre la administración de sus áreas y pérdida de respaldo.
En la renuncia de Jaime Cárdenas, como titular del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, fue tajante al afirmar que su lealtad al presidente no es ciega, sino reflexiva.
La trayectoria de Cárdenas Gracia se le ha reconocido en diversos ámbitos por su honorabilidad y su férreo control en el manejo de recursos públicos. Con su renuncia deja diversos interrogantes sobre el trabajo realizado por su antecesor en el INDEP.
Adicional al descubrimiento de la mutilación de diversas joyas y de la preferencia a ciertas empresas en las subastas, ¿qué más habrá encontrado, que desató el enojo del presidente de la República?
En diversas entrevistas con medios de comunicación, Jaime Cárdenas inquiere que para el presidente, su política de resultados, lo fundamentalmente válido es cómo obtenerlos y él, por su formación dentro de la abogacía, insistió en la revisión minuciosa de procedimientos administrativos.
Desafortunadamente, dice que por el cumplimiento de la normatividad generó molestias y pérdida del respaldo del presidente y de su equipo cercano, “varias veces López Obrador cuestionó mi formación de abogado, mi carácter formalista y mi insistencia en los procedimientos”.
López Obrador y Jaime Cárdenas mantuvieron una relación de amistad y de concordancia ideológica durante muchos años, pero el ahora ex funcionario fustigo que lo que realmente quiere el Gobierno Federal es una obediencia ciega que se someta a sus caprichos.

Quienes hemos tenido la oportunidad de laborar dentro de la administración pública, la lealtad a tus superiores es un precepto indudable, sin embargo, existen momentos de decir “no” cuando se va en detrimento a la ética profesional, esta actitud es válida y elocuente en todo momento de la vida profesional.
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